Poirot y Hastings conocen durante sus vacaciones a la señorita Buckley, una hermosa joven cuya vida dista de ser corriente. Primero, un accidente en el que los frenos de su coche fallaron en una peligrosa curva y del que se salvó por muy poco. Después, una gigantesca piedra que casi la aplasta. Finalmente, una pintura al óleo que se desprende de la pared de su habitación y está a punto de matarla en la cama.
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